Empresas de América Latina mantienen interés en Rusia pese a la operación en Ucrania

A diferencia de numerosas compañías occidentales que abandonaron Rusia, las empresas de América Latina, según destacan sus colegas rusos, siguen interesadas en continuar la cooperación a pesar de la difícil situación internacional.
Desde el 22 de febrero pasado, un día después de que Moscú reconociera como Estados soberanos a las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, en contra de Rusia se impusieron 5.754 nuevas sanciones. A estas restricciones —la mayoría de las cuales busca presionar a Rusia para que frene su operación militar en Ucrania— se suman las sanciones impuestas antes, cuyo número la base de datos Castellum.AI estima en 2.754.
Por vez primera, las sanciones incluyen el cierre del espacio aéreo para los aviones rusos, la desconexión parcial de Rusia del sistema SWIFT, la inmovilización de las reservas internacionales de su Banco Central y, en el caso de países como EEUU, Canadá, Reino Unido y Australia, el embargo sobre la importación de petróleo ruso.
Tanto por la solidaridad con Ucrania como por los problemas que surgen a la hora de transferir fondos y transportar bienes, numerosas empresas suspendieron sus negocios en y con Rusia.
Al mismo tiempo, Tatiana Mashkova, directora del Comité Nacional ruso para la Cooperación Económica con los Países Latinoamericanos (CN CEPLA) que se desempeña como uno de los principales mediadores entre los empresarios de Rusia y América Latina, califica de "razonable" la postura de las compañías latinoamericanas en la coyuntura actual.
Mashkova destaca que solo una empresa de la región informó al CN CEPLA que corta las relaciones con Rusia, mientras con todas las demás el trabajo continúa.
"Aún más. Nosotros estamos preparando ahora conjuntamente con la Cámara de Industria y Comercio de Rusia un webinario bastante grande en el que participarán prácticamente todas las embajadas y representaciones comerciales de los países de América Latina en Rusia, que tendrán la oportunidad de entrevistarse con los representantes de las cámaras de comercio regionales rusas, que son más de 70″, relata.
Señaló que durante este webinario, programado para el 22 de abril, las empresas importadoras rusas van a "confirmar su interés de importar los productos de origen latinoamericano: antes que nada estamos hablando de los productos del sector agropecuario, empezando por el café, ron, también pueden ser productos lácteos, carne, todo tipo de fruta y hortaliza tropical, vino".
Los exportadores rusos, a su vez, también están dispuestos a ofrecer más productos para el mercado latinoamericano.
En búsqueda de soluciones
Mashkova reconoce que ahora entablar y continuar los negocios implica dos principales problemas debido a las sanciones internacionales.
Mashkova se muestra escéptica ante la posibilidad de encontrar ahora una "solución única" para todos los casos de las exportaciones e importaciones, pero sí considera que se puede "trabajar puntualmente y muy concretamente para cada contrato".
Así, apuntó, Rusia no se esfuerza sola para resolver el asunto de la logística: "tenemos diferentes opciones y propuestas de parte de nuestros colegas de América Latina, que también están trabajando en esto".
América Latina no tiene miedo
A la pregunta de si considera que las empresas de América Latina que siguen cooperando con Rusia sufren presión por parte de la sociedad por su rechazo a cortar lazos con su socio euroasiático, Mashkova responde que "no es tan negativa la opinión pública de los países de América Latina hacia Rusia".
Muchos de sus colegas, cuenta, le escriben "pidiendo más información desde Rusia de lo que está sucediendo, porque no creen en lo que publica ahora la prensa de los países de Occidente".
En cuanto a la posibilidad de presión por parte de Estados Unidos, Mashkova destaca que es alta: "Eso seguro que habrá, eso con toda la seguridad".
"Sin embargo, muchas compañías latinoamericanas ahora se ven ante una alternativa de perder sus contactos con Rusia, perder una buena oportunidad de exportar, perder buenos compradores, o mantener las relaciones con Estados Unidos, mantener la cara. Muchos ante este dilema prefieren continuar de una u otra forma vendiendo sus productos a Rusia", subrayó.
Al mismo tiempo, indicó que de momento ninguno de sus compañeros en América Latina afirma sufrir este tipo de presión.
"Segura que habrá. Yo creo que hay ya, pero no se quejan los latinoamericanos de esto, todavía no escriben nada sobre esto", concluyó.