Un estudio revela que las vacaciones en el exterior son relativamente más accesibles que hace dos años

Un informe del Instituto de Economía (INECO) de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) arroja una paradoja en el mercado turístico: aunque un viaje al exterior requiere un desembolso absoluto mucho mayor, se ha vuelto relativamente más accesible en comparación con el turismo doméstico en los últimos dos años.
El análisis compara el costo de los paquetes para una familia tipo con el salario medio, revelando una notable evolución en el poder adquisitivo para viajar al extranjero.
Para la segunda quincena de enero de 2026, una familia necesita en promedio $3.880.488 para vacacionar dentro del país, equivalente a 2,38 salarios medios. En contraste, un viaje internacional requiere $10.334.454, o 6,10 sueldos promedio. Pese a esta abismal diferencia en valores nominales, la relación costo-salario para ambos tipos de turismo se mantuvo prácticamente sin cambios con respecto a enero de 2025, mostrando una estabilidad general en la capacidad de financiar viajes.
La radiografía de los destinos nacionales exhibe fuertes disparidades. Cariló se posiciona como el más costoso, con un presupuesto familiar de $10.665.172, que quintuplica el necesario para Villa Gesell y registró la mayor variación interanual (+3.75%). Le siguen Pinamar y Mar de las Pampas, con incrementos del 3.62% y 3.37% respectivamente. Esta segmentación permite ordenar los destinos por nivel de accesibilidad, aunque no contempla todos los gastos eventuales.
En el plano internacional, los viajes son en promedio 2.7 veces más caros que los domésticos, con una variación de precios del 4.18%. Datos curiosos emergen de la comparación: vacacionar en Cariló tiene un costo similar a hacerlo en Miami, y el esfuerzo económico para viajar a Santiago de Chile es menor que para 13 de los 25 destinos nacionales analizados, incluyendo a Mar del Plata y Bariloche.
Este fenómeno de relativa “abaratamiento” del turismo externo se explica por un incremento de casi el 50% en el poder adquisitivo del salario medido en dólares oficiales en los últimos dos años. Sin embargo, los expertos advierten que esta ganancia es frágil y está sujeta a la volatilidad macroeconómica; eventuales correcciones cambiarias o picos inflacionarios podrían revertir rápidamente esta tendencia.
