Alimentación y salud cerebral: alimentos que afectan la memoria y funciones cognitivas
La relación entre la alimentación y la salud cerebral es cada vez más evidente gracias a investigaciones avanzadas en neurociencia.
La doctora Lisa Mosconi, neurocientífica de la Escuela de Medicina de Harvard, señala en su libro Brain Food: The Surprising Science of Eating for Cognitive Power que los alimentos que ingerimos tienen un impacto directo en la función cognitiva y la memoria. Según Mosconi, los nutrientes de los alimentos se absorben en el torrente sanguíneo y se transportan al cerebro, donde activan reacciones celulares y se convierten en el tejido mismo del cerebro.
En este contexto, Harvard identificó cinco tipos de alimentos que, si se consumen regularmente, podrían acelerar el deterioro de la memoria y otras funciones cognitivas. Estos alimentos comunes en las dietas modernas aumentan los riesgos para la salud cerebral y pueden contribuir al desarrollo de enfermedades neurológicas. Los efectos perjudiciales incluyen la disminución de la capacidad de recordar y procesar información, así como un aumento en la probabilidad de padecer demencia y otros trastornos cognitivos.
Entre los alimentos señalados, los ultraprocesados como gaseosas, papas fritas, helados y pizzas destacan por sus consecuencias negativas. Suelen contener altas cantidades de grasas añadidas, sal y azúcar, mientras son pobres en proteínas y fibra. Un estudio de la revista Neurology mostró que reemplazar un 20% de estos alimentos por opciones más saludables se asocia con un menor riesgo de demencia y demencia vascular.
El consumo excesivo de azúcares, especialmente glucosa, también puede afectar negativamente el hipocampo, la región del cerebro responsable de la memoria. La Asociación Estadounidense del Corazón recomienda límites de consumo diario para reducir estos riesgos. Asimismo, los alimentos fritos, debido a su alto contenido de grasas saturadas y trans, pueden obstaculizar el flujo sanguíneo al cerebro, afectando la capacidad cognitiva.
El alcohol es otro factor de riesgo significativo para la pérdida de memoria y enfermedades neurológicas, como la demencia. Diversos estudios muestran que el alcohol puede dañar las neuronas y afectar las capacidades cognitivas. Limitar su consumo es esencial para minimizar estos riesgos.