Desigualdad y crisis en Diamante: Un llamado a la acción a las autoridades políticas
La situación económica y social en Diamante es alarmante y refleja el contexto nacional. Los salarios no alcanzan para cubrir la inflación, y los aumentos impositivos y de servicios superan el 100%, elevando el costo de vida a niveles insostenibles. Según el INDEC, un argentino necesita ganar $900.648 mensuales para no ser considerado pobre. Esta realidad no puede ser ignorada por los políticos locales.
En abril, los concejales justicialistas presentaron un proyecto para suspender los aumentos salariales de la planta política del municipio. Sin embargo, este proyecto nunca fue tratado, a pesar de la insistencia de los concejales y la falta de explicaciones del oficialismo. En agosto, se volvió a presentar el proyecto con los mismos fines, exigiendo su aprobación inmediata.
El intendente parece estar desconectado de la realidad que viven las familias trabajadoras de la ciudad, quienes no logran llegar a fin de mes. La angustia y el sobreendeudamiento son moneda corriente. Mientras tanto, los funcionarios políticos viven una realidad distinta, con el intendente ganando cerca de $3.000.000, mientras que un empleado municipal apenas alcanza los $450.000.
El intendente ha suspendido eventos de gran concurrencia, como el Motoencuentro Internacional, en nombre de la austeridad. Sin embargo, esta austeridad no se refleja en un ajuste de sus propios ingresos. Esta disparidad no solo es dolorosa, sino que afecta directamente a la clase trabajadora, que siempre es el eslabón más débil y la variable de ajuste de gobiernos que concentran la riqueza en manos de unos pocos.
Es urgente e inmediato el tratamiento del proyecto de ordenanza para suspender los aumentos salariales de la planta política municipal. En momentos como estos, su aprobación es una obligación, no una opción. La clase trabajadora de Diamante merece justicia y equidad en la distribución de los recursos.