El dengue y la importancia de la prevención
Las próximas jornadas cálidas proporcionarán las condiciones ideales para la proliferación del mosquito transmisor del dengue. Por lo tanto, es crucial retomar las acciones de descacharrización.
Es importante recordar que el dengue no se transmite de persona a persona. La transmisión ocurre a través de los mosquitos Aedes aegypti, que prefieren climas cálidos y húmedos para reproducirse. Las condiciones óptimas para su desarrollo oscilan entre los 23°C y los 29°C.
A pesar de que los contagios en Entre Ríos muestran una tendencia descendente por décima semana consecutiva, es fundamental que cada uno contribuya a mantener las acciones preventivas. Estas incluyen la limpieza de superficies y recipientes que retienen agua, donde se multiplica el mosquito transmisor.
El Aedes aegypti deposita sus huevos en la superficie del agua, en paredes rugosas como las de cualquier recipiente que acumule agua o un hueco en un árbol. Estos huevos se transforman en larvas, luego en pupas y finalmente en adultos. Las larvas resisten las bajas temperaturas, pero su ciclo se alarga con el frío. En condiciones de verano, con una temperatura promedio de 25 grados, una larva tarda unos 10 días en llegar a adulto; mientras que con bajas temperaturas puede demorar de uno a dos meses.
En Argentina, los veranos cada vez más largos y los inviernos más cortos favorecen la circulación del mosquito durante todo el año. Por ello, es importante que la comunidad incorpore acciones preventivas como la descacharrización, la limpieza de recipientes de uso habitual, el uso de insecticidas y repelentes, y la colocación de mallas mosquiteras en puertas y ventanas. Es crucial replicar esta conducta de descacharrización para que cada vez más personas la incorporen como acción habitual. Si en una manzana todos los habitantes vacían e higienizan sus recipientes menos uno, el que tenga un patio sucio contamina toda la cuadra.