Fin de una era láctea: Quiebra de La Suipachense deja 140 trabajadores en la calle y agrava crisis sectorial

La histórica láctea La Suipachense, emblema bonaerense con siete décadas de vida, cerró definitivamente tras la quiebra decretada por el Juzgado Civil y Comercial N°7 de Mercedes, dejando a 140 trabajadores sin empleo en Suipacha.
La planta, paralizada hace tres meses y controlada por el grupo venezolano Maralac —dueño también de la quebrada Arsa de SanCor—, procesaba 250 mil litros diarios hasta su colapso financiero.
El fallo judicial inhabilita a Lácteos Conosur SA, clausura el establecimiento e incauta libros contables, inhibiendo bienes de los empresarios Manuel y Alfredo Fernández. El administrador Jorge Luis Borges León enfrenta inhabilitación comercial por un año y restricción de salida del país, en un caso que suma al derrumbe de Arsa la semana pasada.
Trabajadores y vecinos protestaron tras despidos iniciales de nueve administrativos y amenazas masivas, exigiendo continuidad laboral. El gremio Atilra, a través de su apoderado Julián Coronel, impulsó la quiebra citando la “grave situación” de empleados y la imposibilidad de reactivar producción.
Este cierre se inscribe en la peor crisis láctea histórica, con quiebras en cadena por deudas, falta de inversión y competencia desleal. Suipacha pierde un ícono familiar que evolucionó a industrial, mientras familias enfrentan incertidumbre económica.
El sector reclama urgentes medidas de salvataje y reconversión, ante un panorama de despidos masivos y plantas ociosas. La Suipachense, símbolo de tradición lechera, se apaga dejando 140 historias truncadas en la pampa bonaerense.
