Fuerte tormenta azota Mar del Plata y Miramar: inundaciones y daños materiales

Este jueves por la tarde, Mar del Plata y Miramar fueron afectadas por una intensa tormenta acompañada de descargas eléctricas y fuertes lluvias que duraron aproximadamente dos horas.
Las precipitaciones causaron anegamientos en varias zonas, especialmente en el sur de Mar del Plata, donde autos quedaron varados y calles se convirtieron en ríos. Aunque no se reportaron evacuaciones, Defensa Civil recorrió las áreas más comprometidas para evaluar los daños y brindar asistencia.
En Mar del Plata, la avenida Edison fue una de las más afectadas, con vehículos semicubiertos por el agua acumulada. Otro punto crítico fue el paseo comercial de la avenida Juan B. Justo, donde el agua inundó completamente las veredas, afectando a locales de ropa y outlets. Las imágenes de calles convertidas en canales reflejaron la magnitud del fenómeno, que sorprendió a vecinos y comerciantes por igual.
En Miramar, la tormenta también dejó su huella. Además de las calles inundadas, un rayo impactó en el casco urbano poco después de las cuatro de la tarde. Aunque no hubo heridos, una vivienda sufrió daños en una puerta debido a una explosión causada por la descarga eléctrica, y un televisor resultó quemado. Otra casa registró destrozos en la mampostería y las instalaciones, lo que sumó más preocupación a los residentes.
La lluvia se extendió entre las 15 y las 18 horas, con mayor intensidad durante las dos primeras horas. El alerta meteorológico fue emitido una hora antes del inicio de la tormenta, pero la rapidez y fuerza del fenómeno superaron las expectativas. Este evento climático se suma a la fuerte tormenta de granizo que azotó Mar del Plata el pasado 22 de febrero, la cual causó daños en techos, cultivos y vehículos en la zona sur, desde Chapadmalal hasta el faro.
Las autoridades locales continúan monitoreando la situación y evaluando los daños, mientras los vecinos intentan recuperarse de los efectos de la tormenta. Este nuevo episodio climático extremo pone en evidencia la vulnerabilidad de la región ante fenómenos meteorológicos intensos y la necesidad de reforzar las medidas de prevención y respuesta ante emergencias.