Insólito: denunciaron a un pato por violencia contra otras mascotas en Mendoza

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En pleno centro de Mendoza, un pato llamado Juan pasó de ser una figura entrañable a protagonista de una insólita controversia.

Adoptado por Margarita Flores, dueña de una florería, el ave se convirtió en un ícono local por acompañar a su dueña durante largas jornadas y actuar como improvisado sereno. Sin embargo, una denuncia vecinal por supuesta agresividad hacia otras mascotas cambió el rumbo de su historia.

La presentación formal ante la municipalidad derivó en una orden para retirar al pato del espacio público. La medida generó una ola de apoyo ciudadano: en pocos días, se reunieron más de 7.000 firmas para exigir su regreso. La Secretaría de Ambiente justificó la decisión alegando que el entorno urbano no es adecuado para animales sueltos, y que se busca preservar tanto la tranquilidad vecinal como el bienestar del propio Juan.

Actualmente, el pato reside en un corral en Maipú, junto a Margarita y su esposo. Según relató la mujer, el animal no se ha adaptado al encierro: “Grita, corre, está acostumbrado a caminar libre por la ciudad”, expresó. Juan solía acompañarla incluso en paseos nocturnos y reaccionaba ante ruidos sospechosos, como si fuera parte del sistema de seguridad del local.

La historia tomó un giro judicial con la intervención del abogado penalista Oscar Alfredo Mellado, quien presentó un recurso de revocatoria ante la municipalidad. Su objetivo es revertir la medida y permitir que Juan regrese a su rutina urbana, aunque no sea su hábitat natural. El plazo legal para resolver la situación es de diez días desde la remoción del pato.

Mientras tanto, la comunidad mendocina sigue de cerca el caso, que plantea un debate sobre la convivencia entre animales y espacios públicos. Margarita y Juan esperan una resolución que les permita reencontrarse en la florería, donde el pato no solo era mascota, sino también parte del paisaje afectivo de la ciudad.