Pinochet se quedó sin sus medallas
A días del 50° aniversario del golpe de Estado en Chile, Alberto Fernández retiró el reconocimiento del gobierno argentino al fallecido dictador y a sus descendientes. “No resulta razonable” que “pueda invocar la dignidad que las condecoraciones otorgadas suponen”.
A días del 50º aniversario del golpe de Estado en Chile, el presidente Alberto Fernández le retiró al fallecido dictador Augusto Pinochet y a sus descendientes tres condecoraciones que le habían otorgado oportunamente los presidentes Isabel Martínez de Perón en 1975, Carlos Menem en 1993, y el dictador Jorge Rafael Videla en 1976. “No resulta razonable que quien asaltó el poder y ejecutó políticas que avasallaron la vida y degradaron la condición humana pueda invocar la dignidad que las condecoraciones otorgadas suponen”, argumenta el decreto que también firman el jefe de gabinete Agustín Rossi y el canciller Santiago Cafiero.
La “Orden de Mayo” que recibió el dictador que gobernó de facto en Chile entre 1973 y 1990 fue una creación de la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu e Isaac Rojas de fines de 1957, ideada para condecorar a “civiles y militares extranjeros que se hayan distinguido por sus servicios y obras personales y merezcan la gratitud de la nación” (decreto ley 16.629/57).
En febrero de 1975, en pleno apogeo de la Triple A y días después de firmar el primer decreto para “neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos” en Tucumán, la viuda de Perón decidió otorgarle a Pinochet la “Orden de Mayo al mérito militar” (sic). A fines de 1976, ya en pleno terrorismo de Estado, Videla le confirió el collar de la “Orden del Libertador San Martín”.
El tercer capítulo de las distinciones al militar que bombardeó La Moneda para derrocar al presidente Salvador Allende y apoyó a Inglaterra en la guerra de Malvinas lo protagonizó el gobierno de Menem. El 12 de febrero de 1993, durante una ceremonia en la embajada argentina en Santiago, el embajador Eduardo Iglesias le entregó a Pinochet la “Orden de Mayo al mérito”, en el grado de Gran Cruz. “Usted, señor general Pinochet, puede estar orgulloso del ejército que comanda, de su ejemplar idoneidad profesional, gallardía, bizarría y caballerosidad, que todos los soldados de mi país sabemos y reconocemos”, le dijo durante el acto el general Martín Balza, entonces jefe del Ejército, según publicó Página12.
El decreto que firmó ayer Alberto Fernández dispone que “queda cancelado para el ya fallecido Augusto Pinochet Ugarte y sus derechohabientes el derecho a usar las insignias” que le obsequiaron Isabel, Videla & Menem. En los fundamentos apunta que el 11 de septiembre se cumplen 50 años del golpe contra Allende, recuerda que como presidente facto Pinochet “suspendió las garantías propias del Estado de Derecho e implementó una política de persecución y violación de los derechos humanos y, a causa de ello, fueron asesinados numerosos opositores y militantes políticos”. Destaca también que “ideó e impulsó, conjuntamente con otras dictaduras cívico-militares del continente, el Plan Cóndor, por el cual se desarrolló un sistema de cooperación clandestina a fin de perseguir a militantes políticos opositores fuera del territorio de sus países”.
A meses de celebrarse el 40º aniversario de la recuperación de la democracia en la Argentina, “es necesario reivindicar los valores que dan vida al Estado de Derecho y rechazar cualquier acto negacionista del terrorismo de Estado así como de las consecuentes violaciones a los derechos humanos”, agrega el decreto. Pinochet “no es merecedor de la gratitud de la Nación Argentina ya que su accionar ofende los valores y principios rectores de nuestros próceres, resultando incompatible con los valores que representan la ‘Orden de Mayo’ y la ‘Orden del Libertador San Martín’”. “Por haber transgredido los ideales de Mayo y ser responsable de actos incompatibles con los principios sanmartinianos”, el dictador chileno “no debe ser acreedor de tan alto honor y reconocimiento”, concluye.
Hora antes, en Casa de Gobierno, la vocera Gabriela Cerrutti anticipó el decreto y destacó que “la Argentina ocupa un lugar central en el concierto de las naciones en el reconocimiento de la verdad, la justicia y la memoria, como los pilares para la construcción del orden democrático”. “En ese contexto y con la lucha de los organismos de derechos humanos siempre como baluarte para toda nuestra sociedad, tenemos que seguir luchando contra el negacionismo, contra el olvido y contra los intentos de impunidad”, remarcó.