Restricción de vehículos pesados en rutas nacionales durante las vacaciones de invierno

20240712-12

En una escalofriante escena que parecía sacada de una película de terror, tres delincuentes irrumpieron en la casa de una maestra rural en Colonia Caroya, Córdoba. La víctima, aún en su cama, fue sorprendida por los intrusos, quienes la sometieron a una pesadilla de violencia y amenazas.

Los asaltantes, decididos y agresivos, la atacaron física y verbalmente mientras buscaban desesperadamente objetos de valor. Según fuentes cercanas a la investigación, habrían ingresado por una puerta trasera.

La víctima, sin más que unos modestos ahorros, intentó calmar la situación, pero las palabras crueles de los delincuentes resonaron en la habitación: “Calláte y colaborá”. Uno de ellos la mantuvo al borde de la asfixia.

La oferta de entregar las llaves de su camioneta no detuvo la violencia, pero lo inesperado ocurrió después. Los ladrones, al no encontrar nada de valor, la ataron con cordones de zapatillas para evitar que alertara a la policía.

En un giro sorprendente, uno de los hombres se acercó a la mujer y le pidió perdón. “A vos te vendieron, decí dónde está la plata”, le dijeron. La víctima, con valentía, respondió: “Qué Dios te bendiga”. Los delincuentes huyeron, y la docente logró pedir ayuda a los vecinos.

La Policía llegó al lugar, pero los rastros de los asaltantes se esfumaron. Este violento episodio deja una marca indeleble en la comunidad, recordándonos la fragilidad de la seguridad y la resiliencia de quienes enfrentan el horror.