River goleó a Newell’s y sigue en la pelea
El equipo de Gallardo pegó en los momentos justos y con doblete de Solari, Pinola y un golazo de Suárez continúa a siete de Atlético Tucumán.
El 4 a 1 ante Newell’s fue recital de Solari, que no es El Indio sino el pibe, pero que igual empujó con tensión de pogo, aprendiendo de la experiencia ante Independiente, terminando totalmente mejor las jugadas.
Con remate con desvío en Vangioni para abrir su show. Con un tiro cruzado imposible para Lautaro Morales. Con recuperación para que Pinola luego guiara la jugada del gol de Suárez, esa estrella que aún a cuentagotas es un lujo para observar. Un compacto de todo aquello que exige el manual de estilo Gallardista.
River fue una banda nueva porque se pareció a la vieja. mostró flashes de lo que se entendería como su versión ideal. Independientemente de Solari, no sólo se mostró contundente (cinco tiros a los tres palos, cuatro goles) sino que hubo una reacción colectiva en la zona de gestación que satisfizo el reclamo de nivelación que hizo Gallardo luego de la derrota ante Sarmiento.
Hubo buenas sensaciones, según el glosario del DT. Se hallaron en un Palavecino en franco crecimiento, autor de un hat-trick de asistencias: dos a Solari más el corner perfecto para el gol de Pinola.
También en Enzo Pérez, de nuevo en modo Enzo Pérez. Pero a la vez, en futbolistas que necesitaban volver a ser sí mismos. Como un Juanfer Quintero que de nuevo titular intentó crear -un hermoso pase para que Beltrán rompiera en diagonal, búsqueda constante a Solari- y un De la Cruz que mostró su antiguo despliegue y se fue ovacionado.
Incluso como Matías Suárez, de a poco sumando minutos, que esta vez sí se dio el gusto de festejar porque no hay VAR que pueda decirle que en el golazo del 4-1 hubo mano alguna. Incluso cuando valdría la pena verlo otras cuarenta y tres veces.
Pero River todavía no es el River de Gallardo. No del todo, incluso después de tal victoria. Porque mostró, otra vez, cierta inconstancia. Un grado de desequilibrio entre todo eso que es capaz de hacer cuando ataca y lo que aún le cuesta cuando defiende. E incluso en esa última línea es irregular: tiene picos altos (como Mammana), bajos (como Elías Gómez) o intermitentes, tal el caso de Pinola, que pasó de la baja confiabilidad del primer tiempo a redimirse con un tercer gol tranquilizador y un arranque en modo Maicon para cambiar el ritmo previo al cuarto.
Quizás allí radicó la gran falencia de Newell’s: no lograr quitar y aguijonear de contragolpe, su mayor habilidad, en pos de aprovechar el punto más débil del Millonario. Y River lo noqueó, aspirando a que esta vez -por fin, como en 2021- se trate de la recuperación definitiva. Para archivar los vaivenes y sólo dedicarse a terminar de afinar. Requería probarse a sí mismo que podía ser la Banda nueva pero tocando como la vieja. En Núñez, con Solari en modo Indio, demostró que todavía es capaz de serlo.
Goles del Partido
x Nota con información de Olé