Rosario: Inquietante mensaje en un crimen en barrio “La Tablada”
La violenta realidad de Rosario ha cobrado una nueva víctima: Damián Mauricio Vargas, un hombre de 35 años que vivía en situación de calle.
Su vida terminó de manera brutal este jueves, cuando fue acribillado y su cuerpo, hallado en la vía pública, dejó un perturbador mensaje escrito en un cartón que decía: “Los matamos a todos”. Este crimen refleja una inquietante tendencia en la ciudad, donde las balas parecen dirigir su destino al azar, recordando otros episodios trágicos, como los asesinatos de figuras conocidas en la comunidad.
El este crimen ocurrió en el barrio Tablada, específicamente en la zona de Colón al 3900, donde se encontraron ocho balazos en el cuerpo de Vargas y diez casquillos esparcidos a su alrededor. La investigación revela que el mensaje, que apunta a una peligrosa dinámica de amenazas entre bandas, se asemeja a otros homicidios donde las víctimas son elegidas al azar. Este patrón ha sembrado el miedo en la población y ha llevado a la comunidad a un preocupante silencio, como lo evidencian los testimonios de los vecinos, quienes no se atreven a hablar sobre lo ocurrido.
Junto al cuerpo de Vargas, se hallaron pertenencias que incluían una mochila con zapatos, un trozo de queso, así como documentos y dinero en efectivo, lo que sugiere que su asesinato fue un acto deliberado y calculado más que un crimen de oportunidad. La fiscal Georgina Pairola ha asumido el caso, aunque las pistas son escasas y la investigación apenas comienza. Las características del crimen parecen encajar con otras muertes violentas en las que las bandas criminales han dejado su huella de terror en la ciudad.
Entre los casos más resonantes se encuentra el asesinato de Lorenzo Altamirano, conocido como “Jimi”, un músico de 28 años que fue ejecutado frente al club Newell’s Old Boys. Su muerte fue acompañada por un mensaje intimidante que apuntaba a conflictos dentro del ámbito delictivo. Este y otros asesinatos, como los de los taxistas Figueroa y Celentano, y del joven Bruno Bussanich, han generado una sensación de inseguridad y desconfianza en la comunidad, reflejando un contexto donde la violencia se ha convertido en moneda corriente.
La situación en Rosario plantea preguntas inquietantes sobre la seguridad y el futuro de sus habitantes. La creciente impunidad y la falta de recursos para enfrentar esta ola de violencia amenazan con perpetuar un ciclo oscuro que ha dejado profundas cicatrices en la ciudad. Con cada crimen, el mensaje es claro: la vida de cualquier persona puede verse extinguida por el fuego del conflicto entre bandas, un recordatorio trágico que desafía a la sociedad a encontrar soluciones que restauren la paz y la esperanza.