¿Es o se hace?: TikToker descubre que su “espuma marina” era en realidad… ¡sorpresa fecal!

Michelle Sky Hayward, una popular creadora de TikTok, vivió un momento que no olvidará jamás durante su visita a una playa de Ciudad del Cabo.

Al encontrarse con lo que parecía ser una atractiva y esponjosa espuma marina, no dudó en sumergirse y hasta probar un poco del agua, describiéndola como “muy salada”. Lo que Michelle no sabía era que su “experiencia marina” estaba a punto de convertirse en un viral por todas las razones equivocadas.

Los usuarios de redes sociales no tardaron en reaccionar ante el video, advirtiéndole a la influencer que esa “espuma” no era producto del océano, sino de aguas residuales contaminadas con desechos fecales. Sí, leíste bien: Michelle no solo se bañó en agua sucia, ¡sino que también la probó! La situación pasó de ser un momento divertido a una lección de biología y salud pública en tiempo real.

La TikToker, quien inicialmente compartió el video con entusiasmo, pronto se vio inundada de comentarios que iban desde la preocupación hasta el humor negro. “Eso no es espuma, es el menú del día de la planta de tratamiento”, bromeó un usuario. Otros le recomendaron que se hiciera un chequeo médico… y quizá también una limpieza espiritual.

Michelle, con una mezcla de vergüenza y resignación, admitió que había cometido un error épico. “Nunca pensé que mi aventura playera terminaría siendo una escena de Fear Factor”, escribió en un follow-up. Aunque borró el video original, la internet nunca olvida, y su metida de pata ya es parte del folklore digital.

Mientras tanto, los expertos aprovecharon para recordar a todos que no toda espuma en el mar es inofensiva, y que, en caso de duda, mejor mantener la boca cerrada (literalmente). Michelle, por su parte, prometió investigar un poco más antes de su próximo chapuzón… o al menos llevar un kit de prueba de agua portátil.

Rusia: Adolescentes mueren por reto viral en edificio

El colapso de una estructura en un matadero deshabitado cobró la vida de dos jóvenes que grababan un video para redes sociales.

El pasado 31 de mayo, en la localidad de Terpilitsy, Rusia, dos adolescentes perdieron la vida mientras intentaban realizar un reto popular en TikTok dentro de un edificio abandonado. Las jóvenes ingresaron al inmueble con la intención de grabar un video que las hiciera virales en la plataforma.

Durante la grabación, una de las chicas comenzó a golpear una pared con un ladrillo, mientras la otra la animaba a continuar. Sin embargo, la pared que estaban dañando resultó ser un soporte estructural crucial, lo que provocó el colapso del techo en cuestión de segundos. Ambas adolescentes murieron en el lugar, según informaron las autoridades locales.

El video del trágico incidente fue compartido en redes sociales, acumulando más de tres millones de reproducciones en plataformas como X. Los comentarios de los usuarios expresan tristeza y preocupación, señalando la imprudencia de realizar este tipo de desafíos en lugares peligrosos.

Este lamentable suceso ha reavivado el debate sobre la influencia de las redes sociales en los jóvenes y la necesidad de promover un uso responsable de estas plataformas. Las autoridades han instado a la población a evitar ingresar a edificaciones en ruinas y a no participar en retos que pongan en riesgo la vida.

Mono en Gibraltar declara a influencer española su enemiga personal y TikTok lo ama

Cristina, una estudiante española que solo quería vivir su mejor vida en una excursión escolar, accidentalmente protagonizó el reality show de supervivencia más hilarante de Gibraltar cuando un mono decidió convertirla en su proyecto personal.

El video de la persecución -que parece sacado de una película de terror comedia- acumula 178 millones de views en TikTok, porque ¿quién puede resistirse a ver a un primate haciendo justicia callejera?

Todo comenzó cuando Cristina, aka @cristiinarha2, ignoró heroicamente (o ignorantemente) las dos únicas reglas para ver monos: 1) No llevar comida (obvio) y 2) No mirarlos a los ojos (esto era el examen sorpresa que todos aprobaron… menos ella). “Había dos monos aburridos y cien personas mirándolos como si fueran influencers -confesó entre risas-, así que decidí darle emoción al asunto con mi mirada más desafiante”. Spoiler: el mono tomó esto como una declaración de guerra.

En cuestión de segundos, la escena pasó de “paseo escolar tranquilo” a “escena de Jurassic Park low cost”. “50 personas corrieron dejándome sola frente al mono -relata Cristina-, como en esas películas donde tropiezan para que el dinosaurio se coma al menos importante del elenco”. La joven terminó usando a una compañera como escudo humano (“Te quedas aquí porque ese mono viene a por mí”), estrategia que, sorprendentemente, funcionó.

El video del incidente, grabado por su “mejor” amiga (que priorizó el contenido sobre el rescate), la hizo más famosa que en su propio instituto. “Mis ex amigos ya no están a mi nivel -bromea Cristina-. Ahora solo me relaciono con tiktokers. Estoy disponible para eventos, viajes patrocinados o refugios para víctimas de primates”.

Mientras el mono probablemente planea su próxima aparición en redes (¿OnlyFans de primates?, ¿TikTok Live desde los acantilados?), Cristina se consuela con su nuevo estatus de celebridad accidental. La moraleja: en Gibraltar, los monos no son mascotas, son los dueños del contenido viral. Y tienen muy mal sentido del humor. 

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