Consumo en caída libre: La recesión y la eliminación de controles de precios impactan las ventas esenciales

Las alarmas están sonando en el sector de supermercados y almacenes de Argentina, mientras los últimos reportes revelan un panorama desalentador con una marcada disminución en la demanda de productos básicos.

Según fuentes del sector, la caída del consumo es evidente y alarmante, con una retracción del 8% en el mes de marzo. Esta baja ha golpeado duro a la canasta básica de alimentos, fundamental en la dieta de las familias argentinas. La consultora Scentia, especializada en estudios del consumo, ha señalado un descenso del 8,3% en febrero, más acentuado en el interior que en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

La liberalización de los precios a principios de año, tras la derogación de normativas de control como Precios Justos y Ley de Góndolas, parecía apuntar a un mercado más competitivo. Sin embargo, los resultados han sido contraproducentes. Los supermercadistas confirman que la “mano invisible” no ha favorecido al consumidor final, que ahora se enfrenta a precios liberados y a una oferta que, con subas que oscilan entre el 40% y 120%, ha estrangulado aún más el poder adquisitivo. En respuesta a la severa caída de la demanda, algunas cadenas han intentado implementar congelamientos de precios y cestas de productos a precios reducidos, en un esfuerzo por recuperar consumidores.

El escenario de recesión preocupa a los comerciantes, que admiten que los buenos resultados del pasado no se repetirán este año. Según otro estudio de la consultora Focus Market, el consumo masivo sufrió en marzo una caída interanual del 19%, marcando la cuarta disminución consecutiva en ventas. Este fenómeno afecta severamente a productos esenciales como alimentos, bebidas y artículos de limpieza, complicando la supervivencia de muchas familias y poniendo en duda la anticipada recuperación económica en forma de “V”, sugiriendo que la recesión podría prolongarse más de lo esperado.

Mientras tanto, la política económica del Gobierno genera dudas entre los empresarios, quienes han mantenido un diálogo escaso y distanciado con las autoridades. El Ministro de Economía, Luis Caputo, ha dejado claro que no habrá ajustes en el tipo de cambio, un factor decisivo en la estructura de gastos, pese a que este ya fue tomado en consideración en los aumentos de precios. Los supermercados, por su parte, afirman que su capacidad para influir en promociones como las ofertas 2×1 es limitada, aún cuando estas prácticas puedan beneficiarles indirectamente. La estrategia actual parece clara: o reducen precios o corren el riesgo de seguir perdiendo clientes. La incertidumbre reina en un mercado que aun busca estabilidad y previsibilidad.