Carnívoro Conflicto: Denuncia por asado se vuelve el chisme del día en Rawson

Sorprendente escena policial en la apacible Rawson, donde el dilema de si el asado es pecado parece haberse tomado demasiado literalmente.

Los uniformados llegaron a un domicilio tras recibir un llamado que alertaba sobre “problemas graves”, listos para enfrentar lo que presumían un acto de violencia doméstica. ¡Eureka! Al abrirse las puertas, lo único que los enfrentaba era una familia ejemplar entregada al noble arte del asado, esa tradición argentina que ni siquiera la santidad del Viernes Santo podía frenar.

El viernes en cuestión dejó a la Policía en un brete: elección entre enfrentar malhechores o convertirse en jueces de costumbres culinarias. La alerta urgente, que llevó a los agentes a irrumpir en el departamento del aparente conflicto, no era más que el humo sagrado de la parrilla alcanzando las alturas.

La imagen no podría haber sido más tranquilizadora: familia unida, mesa servida, y el asado a punto para la degustación.

La denuncia, que despertó más apetitos que reprobaciones, tenía su fundamento en una interpretación estricta de la tradición católica: carne en Viernes Santo, ¡sacrilegio! Pero ni siquiera la moral más firme pudo convencer a los oficiales de que el delito estaba en la parrilla. Quizá el denunciante esperaba una intervención divina, pero en su lugar, recibió la visita de la ley, que tras un breve chequeo, concluyó que lo único que se cocinaba allí era un buen trozo de tiernísima carne.

La historia se hizo viral, poniendo a Rawson en el mapa de las diatribas divinas y del debate gastronómico-religioso. Los vecinos, en vez de juzgar, ya se relamen pensando en el próximo asado, mientras que los oficiales, tal vez con algo de hambre, se retiraron sin más que hacer que comentar la anécdota.

En la ciudad, ahora, cuando alguien alerta a la Policía, se espera que por lo menos estén servidos los chorizos.

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