Un trabajador amenazó con suicidarse en una planta de gaseosas donde la policía ingresó violentamente a reprimir

Cientos de trabajadores realizaban un reclamo en la planta de Secco en San Martín por despidos que consideran arbitrarios e ilegales. Pero la respuesta de las autoridades fue la misma de siempre: la policía irrumpió violentamente, detuvo a trabajadores y desalojó el lugar.

En medio de esa tensión, uno de los obreros amenazó con colgarse y se generaron momentos de nerviosismo extremo.

Momentos de tensión y nerviosismo se vivieron en la planta de Secco en San Martín, cuando la policía irrumpió violentamente en el lugar para detener a varios trabajadores. 

Las fuerzas policiales se hicieron presentes luego de que los empleados de la empresa protagonizaran una medida de fuerza para protestar por varios despidos que se vienen realizando desde hace meses.

Lo que sucede en Secco no es indiferente a lo que pasa en el resto del país, con miles de empresas que se encuentran al borde de la quiebra por la terrible situación económica.

Pero en esta planta en particular se vivieron momentos terribles cuando los efectivos policiales ingresaron para directamente reprimir a los trabajadores, y llevarse a algunos detenidos.

Pero también, ocurrió un episodio tremendo cuando uno de los trabajadores subió a una estructura, ató una soga a su cuello y amenazó con colgarse.

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Entre Ríos enfrenta una ola de cierres hoteleros por la crisis económica

La industria hotelera de Entre Ríos atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia.

En lo que va del año, cinco hoteles han cerrado sus puertas como consecuencia directa de la recesión económica que golpea al país. Las ciudades más afectadas son Paraná, La Paz y Victoria, y los despidos ya rozan el medio centenar de trabajadores, generando preocupación en el sector turístico.

Según un informe de UTHGRA Paraná, la pérdida de establecimientos emblemáticos como Posta del Sol, El Molino y el Hotel Provincial revela un deterioro profundo en la operatividad del rubro. A esta situación se suman dos complejos de La Paz —Costa Dorada y Rivera— que también cesaron sus actividades en las últimas semanas. La lista podría crecer con el cierre inminente de otro hotel en Victoria.

Los representantes gremiales alertan que la prolongada crisis no solo afecta la sustentabilidad financiera de los hoteles, sino que también se agrava por el crecimiento de alojamientos informales. Esta competencia desleal transforma las preferencias de los turistas, que optan por opciones más económicas, debilitando aún más la demanda sobre los hoteles tradicionales.

La consecuencia de este colapso no se limita al desempleo: se traduce en menor actividad económica en las localidades afectadas, pérdida de ingresos vinculados al turismo, y un tejido social cada vez más frágil. La informalidad también impide la regulación de estándares, lo que complica la calidad de la experiencia turística y las condiciones laborales.

Desde el gremio insisten en la necesidad de una articulación entre sindicatos, empresarios y el Estado para frenar el avance de esta crisis. Apuntan a estrategias innovadoras que fortalezcan la competitividad y rescaten al sector hotelero como pilar del desarrollo regional.

Lumilagro se reinventa: Termos chinos, despidos y un cambio de rumbo

En medio de un contexto económico marcado por la apertura de importaciones y la pérdida de protección arancelaria, la tradicional firma argentina Lumilagro anunció una transformación profunda en su modelo de negocio.

La empresa dejará de fabricar el 60% de sus productos a nivel local y comenzará a importarlos desde China, con el objetivo de sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo y desregulado.

Esta decisión estratégica se da luego de que se eliminaran los aranceles antidumping que regían desde 2001 para termos y recipientes isotérmicos. Además de enfrentar una caída en la producción y ventas, Lumilagro denunció el impacto del contrabando proveniente de Bolivia, que ha facilitado el ingreso ilegal de productos chinos a precios muy por debajo del costo nacional, afectando directamente sus ingresos.

El giro empresarial incluyó una significativa reducción de personal, pasando de 200 a tan solo 70 trabajadores mediante un plan de retiros voluntarios. Aunque parte de su fabricación continuará en Argentina, con los modelos clásicos de ampolla de vidrio, el gerente comercial de la firma sostuvo que este cambio era inevitable: “Esto es adaptarse o desaparecer”, declaró Carlos Bender.

A pesar de la importación, Lumilagro aseguró que mantendrá el diseño y control de calidad propios para los productos que se fabriquen en Asia. La empresa ya cuenta con supervisores en China y espera el arribo del primer embarque. Su desafío será conservar la identidad de la marca en un mercado cada vez más inclinado al precio antes que a la tradición.

En este escenario de transformación acelerada, Lumilagro busca sostener su presencia en los hogares argentinos. El caso refleja las tensiones que enfrenta la industria nacional: entre la presión por ser competitiva y las políticas que facilitan el ingreso de productos extranjeros, las empresas se ven obligadas a redefinir su futuro.

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