Durante un examen de ascenso en la Policía de Santa Fe, un inspector fue sorprendido utilizando un sofisticado dispositivo para hacer trampa: unos lentes con cámara oculta y conexión a internet.
El hecho, que recuerda el escándalo reciente en los exámenes de residencias médicas en Buenos Aires, encendió las alarmas sobre el uso de tecnología para vulnerar procesos evaluativos en instituciones públicas.
El aspirante, que buscaba ser promovido al cargo de subcomisario, fue detectado en plena maniobra fraudulenta gracias a la vigilancia del tribunal examinador. Los lentes espía, similares a los que se comercializan en plataformas digitales, cuentan con una microcámara casi invisible en el marco, capaz de transmitir imágenes en tiempo real. Esta herramienta representa una grave infracción a los reglamentos del concurso.
Tras el descubrimiento, el inspector fue pasado a disponibilidad y se le inició un sumario administrativo. Las autoridades policiales señalaron que este tipo de conductas no solo comprometen la transparencia del proceso, sino que también afectan la credibilidad de la fuerza. El caso será investigado en profundidad para determinar si hubo complicidad o antecedentes similares.
La situación se suma a una creciente preocupación por el uso de dispositivos tecnológicos en contextos de evaluación. En el caso de las residencias médicas, más de 140 postulantes deberán rendir nuevamente el examen tras detectarse irregularidades similares. Estos episodios evidencian la necesidad de actualizar los protocolos de control y seguridad en concursos públicos.
El incidente en Santa Fe reabre el debate sobre ética profesional y el impacto de la tecnología en la formación de funcionarios. Mientras se espera la resolución del sumario, el caso se convierte en un llamado de atención para reforzar los valores de integridad y responsabilidad en las instituciones que velan por la seguridad ciudadana.